11
Nov

Vaya “refrito”.

En algún momento el cambio se transformó en la “zona cómoda”, al menos en nuestro imaginario…

En el afán de nuestras generaciones por alcanzar un desarrollo personal que nos adeudábamos, aceptar, promover, incluso exaltar el cambio, pasó de ser una invitación gentil y romántica, a ser un mandato para estar “en sintonía con el universo”.

Es cierto, nuestro mundo es cambiante, así lo ha sido siempre… Y nosotros, en la búsqueda permanente de la certidumbre, parece que pretendemos contrariar, sin éxito, el cambio como ley natural.

Ahora, como parte de ese cambio indetenible, hoy la idea colectiva en muchas organizaciones e incluso sociedades es que lo mejor que puede pasar siempre es cambiar. Entonces lo novedoso, es siempre bienvenido, solo por novedoso. Lo distinto, luce demasiado seductor, solo por ser distinto. Y lo radical, crece en voluntades, solo por ser radical.

Y es así como nos exponemos a algunas trampas, contradictoriamente tradicionales: compramos un producto por novedoso, defendemos un proyecto por distinto y admiramos una idea por radical.

Por eso no soy tan amante del cambio… Prefiero, ¡por mucho!, la mejora. No es lo mismo. Hay cambios que empeoran… ¿Qué son las crisis sino cambios?, que si bien pueden convertirse en una oportunidad a partir de nuestras decisiones, también pueden desembocar en un fracaso, incluso para quien en actitud de aprendiz, nunca pierde.

Estar realmente abierto al cambio exige dos grandes elementos:

  1. Conciencia: para reconocer cuándo es el miedo a lo nuevo lo que está operando y te está enfrentando a una nueva oportunidad, que deberías abrazar.
  2. Criterio: para detenerse a observar, analizar y distinguir las ideas, y poder asumir una posición más basada en las premisas propias, que en los estímulos externos.

Más que gestores de cambios, hoy nuestras sociedades requieren y exigen: gestores de mejora. Hombres y mujeres que no se entusiasmen y emocionen a otros tanto por el mero hecho de cambiar, como por la visión responsable de mejorar.

Hoy sigue siendo noticia que el mundo cambio… Vaya “refrito” diríamos en el argot periodístico venezolano, refiriéndonos a una noticia vieja y repetida. El titular debería ser que el mundo mejoró. He allí el cambio necesario.

(*) liderazgo@argenisangulo.com