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Abr

Valen por Tres

En estos tiempos, la distinción de los tres grandes sectores de la sociedad está muy clara: gobiernos, empresas y sociedad civil. En el panorama global, los gobiernos han invertido millones de dólares en comunicar su poder. Las empresas han fortalecido sus estructuras, llegando algunas a tener más recursos a su disposición que países enteros. Y las organizaciones de la sociedad civil han alcanzado derecho a voz en la misma mesa en la que se encuentran los anteriores.

Pero en la escena venezolana, el fenómeno ha sido un tanto distinto y digno de observar con detenimiento. Y no me referiré a las andanzas gubernamentales, ni a las luchas de las ONG’s, sino a la experiencia de un sector empresarial, cuyo nivel de responsabilidad ha alcanzado una amplitud en otrora inimaginable.

La empresa venezolana hoy, en las condiciones más adversas, cumple su rol productivo, pero además asume responsabilidades de gobierno, y cumple labores propias de la sociedad civil organizada. Es decir, cuando apenas se van ganando las batallas para la incorporación de los tres sectores en el concierto global, en esta esquina extraordinaria del planeta, una nuevo modelo surge… Uno en el que los privados, ante tanta necesidad, han decidido asumir competencias que sin ser suyas, son vitales para que el entramado económico funcione.

Y sin ser gobierno, diseñan políticas de bienestar social, proveen servicios públicos a sus colaboradores, generan soluciones de alimentación y transporte, y si les dejan, hasta de vialidad. Y sin ser ONG’s, trabajan por la educación en las comunidades en las que hacen vida, generan iniciativas de participación ciudadana, y brindan apoyo en áreas tan diversas como la salud y la seguridad.

¡Vaya desafío el del empresario venezolano de estos tiempos! Trascender la misión empresarial, para convertirse en un productor de soluciones a todo nivel. Y hay que decirlo, en un contexto realmente injusto, en el que los juicios espontáneos y ligeros les señalan. Yo hoy también les señalo. Para visibilizarlos. Para honrarlos. Para agradecerles. Porque han sostenido lo que para otros fue insostenible, han solucionado a lo que muchos renunciaron, y han levantado, una y otra vez, lo que otros saquearon.

En Venezuela hoy se levanta un modelo empresarial que ha de ser referencia para el mundo, y que va mucho más allá de la responsabilidad social. Uno en el que sus líderes, en el marco de una crisis sin precedentes, han asumido el gobierno corporativo para organizar a sus micro-sociedades en torno al bien común. En estas tierras, cada empresario vale por tres.